La faena clandestina de caballos y el comercio ilegal de su carne siguen siendo una práctica frecuente en la provincia de San Juan.

Otro cementerio clandestino de caballos fue encontrado en un terreno baldío ubicado en el límite entre los departamentos de Santa Lucía y Rawson, en las inmediaciones del ex dique Bello, a metros del Monumento al Gaucho. El lugar, que fue señalado por organizaciones proteccionistas, evidencia la continuidad de la faena ilegal de equinos en San Juan.
Apenas se ingresó al terreno, un cuadro desgarrador. Un caballo muerto, casi completo, yacía al costado del camino. A pocos metros, los vestigios de un crimen ambiental y sanitario: una gran área con huesos calcinados, restos equinos y señales de que el lugar había sido incendiado recientemente. La evidencia apunta a que se trató de una acción premeditada para eliminar pruebas.
El fuego como mecanismo de encubrimiento
Emilia Merino, referente de la ONG Sala de Emergencias San Juan, relató que un día antes del hallazgo estuvieron en ese mismo sitio y los restos aún no habían sido quemados. “Seguro que alguien nos vio, dio aviso y prendieron fuego para borrar las pruebas”, expresó. El dato fue aportado por un llamado anónimo que alertó sobre el movimiento clandestino en la zona.
Según Merino, en esa primera visita encontraron huesos pertenecientes a más de 50 caballos faenados. Entre las cenizas, todavía se distinguían pelos de equinos, huesos quemados y otras señales inequívocas de la actividad clandestina.
A unos metros, se halló otro caballo faenado dentro de un zanjón, lo que refuerza la sospecha de que este sitio funciona como punto de descarte para quienes integran esta red delictiva.

Proteccionistas piden leyes más duras
Jorge Aguilera, integrante del grupo “Seremos la voz de nuestros equinos, basta de robo y faenamiento”, aseguró que la Policía Rural siempre se mostró dispuesta a intervenir, pero criticó a otros organismos que no han actuado con la misma decisión. “Lamentablemente, hasta que el gobierno provincial y los diputados por ley no endurezcan las penas, esto va a seguir igual”, dijo. “Metiendo preso por varios años y cobrando multas millonarias al que roba, faena y compra carne de caballo, se rompe la cadena delictiva que la tienen muy bien aceitada”, sostuvo.
En la misma línea, Merino y otros proteccionistas reclaman un cambio de fondo. Consideran que la problemática ya no puede limitarse solo al robo de animales o al maltrato, sino que se ha transformado en un asunto de salud pública: “La carne de estos caballos faenados clandestinamente termina en carnicerías sin ningún tipo de control sanitario. Estamos hablando de un riesgo para la salud de toda la población”, advirtió.
El mal olor producto de los restos animales en descomposición invaden la zona.
Un delito que avanza mientras la respuesta es lenta
La realidad que enfrentan los propietarios de caballos y los defensores de los animales en San Juan es desoladora. A casi un año de que el tema se visibilizó con fuerza, poco ha cambiado. La sensación generalizada es que se está ante un delito organizado, con rutas de faena, comercialización y consumo bien establecidas, que opera a la vista de todos y sin un abordaje integral y responsable por parte del Estado.
Antes de la quema, los proteccionistas había encontrado en el lugar huesos pertenecientes a más de 50 caballos faenados.
Fuente: Diario Huarpe
