Ya seis magistrados se apartaron de la causa por distintos motivos. Ahora le corresponde al juez Eduardo Raed, quien podría ser recusado por la querella.

La causa que investiga la muerte de Lucía Rubiño, ocurrida en octubre de 2023, y que tiene como imputado a Juan Pablo Echegaray, hijo de un juez federal, vuelve a encontrar obstáculos en su camino judicial.
Este jueves fue sorteado el juez Eduardo Raed como sexto magistrado en intervenir en la impugnación del sobreseimiento del acusado, luego de que cinco jueces anteriores decidieran inhibirse del caso.
El abogado de la familia Rubiño, Marcelo Fernández, confirmó que el sorteo tuvo lugar en la tarde del jueves y explicó que ahora hay tres días hábiles para que la querella decida si presenta una recusación formal contra Raed o si el propio magistrado decide apartarse antes de tomar intervención efectiva.
Desde que se presentó la apelación contra el sobreseimiento de Juan Pablo Echegaray, la causa ha generado un rechazo sucesivo por parte de los magistrados intervinientes. Los motivos han sido diversos, pero en todos los casos se argumentó cuestiones de imparcialidad o relaciones indirectas con las víctimas o involucrados:
1. Daniel Guillén: Se inhibió por haber emitido opinión pública previa en la causa que investiga al menor que también estuvo implicado en el hecho.
2. Maximiliano Blejman: Decidió no intervenir al revelar que su hija era amiga de Lucía y que vive cerca del lugar del siniestro.
3. Juan Carlos Caballero Vidal: Se apartó por razones similares; su hija estaba presente la noche del fallecimiento y tenía relación cercana con la víctima.
4. Benedicto Correa: También se inhibió por la amistad entre su hija y Lucía Rubiño.
5. Ana Lía Larrea: Se sumó a la lista aludiendo motivos similares a los de Guillén, por haber tenido participación en otra causa vinculada.
6. Renato Roca: Fue el último en apartarse antes del sorteo de Eduardo Raed.

La crítica de la querella
Fernández, representante legal de la familia Rubiño, expresó en declaraciones radiales que si bien es legítimo y necesario que los jueces informen sus impedimentos, esta acumulación de inhibiciones profundiza el malestar y la sensación de impunidad institucional.
“Es lo que corresponde y lo que debe ocurrir: es deber de un magistrado informar que tiene impedimentos para expresarse de manera imparcial. Es lo más sano que puede pasar. Sin embargo, no podemos negar que, sumado al dolor que vienen padeciendo la familia por una serie de decisiones desacertadas, esta situación de demora los lleva a una congoja y un desconcierto muy complejo”, indicó el letrado.
El caso se remonta al accidente automovilístico en el que Lucía Rubiño perdió la vida tras ser atropellada por un vehículo conducido por un menor de edad, acompañado en ese momento por Juan Pablo Echegaray, hijo del juez federal Gustavo Echegaray.
El fiscal había dispuesto el sobreseimiento definitivo del adulto, decisión que la querella apeló ante la Cámara de Apelaciones.
Pese a que ya pasó más de un mes desde aquel sobreseimiento, la causa sigue sin avanzar por la falta de un magistrado neutral que asuma la revisión del fallo. Esta inestabilidad jurídica ha generado críticas tanto de la familia como de sectores de la sociedad civil que siguen de cerca el caso.
Ahora, con Eduardo Raed en la terna judicial, se espera que se resuelva si acepta la causa o si se produce una nueva inhibición, lo que significaría seguir ampliando una lista sin precedentes en la historia judicial local.
Mientras tanto, la familia Rubiño continúa reclamando justicia, en medio de un proceso marcado por vacíos institucionales, retrasos procesales y una creciente percepción de impunidad.
