El folclore sanjuanino está de luto por la partida de Horacio Villafañe, ícono cultural de Jáchal y figura entrañable de la música popular.

Este lunes se conoció la triste noticia del fallecimiento de Horacio Villafañe, más conocido como el Chango Huaqueño, una de las voces más queridas del folclore sanjuanino. Su partida enluta a la provincial, donde durante décadas se convirtió en sinónimo de cultura, amistad y reunión familiar.
El cantante jachallero atravesaba problemas de salud desde hace un tiempo. Familiares y amigos habían iniciado cadenas de oración pidiendo por su recuperación, pero finalmente el artista murió en horas de la madrugada.
Figura indiscutida de la identidad jachallera, el Chango Huaqueño dejó una huella profunda en el folclore local. Su voz, su guitarra y su carisma acompañaron peñas, festivales y reuniones populares, convirtiéndose en un verdadero embajador de las raíces culturales de San Juan.

Su última actuación fue el pasado 2 de agosto, en el acto por el 70° aniversario del fallecimiento de Buenaventura Luna en Huaco, Jáchal. Allí, una vez más, emocionó con su interpretación y recibió el cariño de su gente, sin imaginar que sería la despedida de los escenarios.
Hoy, la comunidad lo despide con profundo dolor, pero también con gratitud por el legado artístico que deja. Cada zamba, cada tonada y cada aplauso seguirán recordando al Chango Huaqueño, cuya memoria permanecerá viva en el corazón del pueblo sanjuanino.
La voz que llevó el folclore jachallero a todo el país
Nacido el 6 de noviembre de 1953 en Huaco, Jáchal, Villafañe se convirtió en una de las voces más representativas de la cultura popular sanjuanina y del folclore argentino. Su talento y compromiso con la música lo llevaron a componer más de 100 canciones y a grabar 14 discos, obras que hoy forman parte de un verdadero patrimonio musical para las generaciones futuras.
A lo largo de su carrera, el Chango Huaqueño supo transmitir las raíces de su tierra natal al país entero. Cada canción, inspirada en la vida cotidiana, la naturaleza y las tradiciones del pueblo cuyano, reflejaba autenticidad y pasión, conquistando escenarios, festivales y corazones en cada presentación.
En Huaco, su pueblo, siempre fue reconocido como un embajador cultural que llevó con orgullo la identidad jachallera a todos los rincones de Argentina. Su nombre quedó grabado en peñas, guitarreadas y festivales donde la tonada y la cueca se mezclaban con su voz y guitarra, generando un vínculo único con el público.
Con información de Actualidad Jachallera.
Una vida dedicada al folclore y a su tierra
Desde niño, Villafañe mostró su pasión por la música. Sus primeros aprendizajes musicales llegaron escuchando a Jorge Cafrune y Hernán Figueroa Reyes. Con apenas 8 o 10 años, ya imitaba guitarras con palos y aprendía de oído observando a músicos en su pueblo, mientras ayudaba en las tareas del campo o en la escuela, siempre con una canción en los labios.
A los 16 años, por circunstancias familiares, debió mudarse a Rawson y recorrer distintos lugares trabajando en chacras y cosechas. Sin embargo, nunca dejó de lado su guitarra, que se convirtió en su objeto más preciado. Entre anécdotas y sacrificios, Villafañe continuó su formación musical, adquiriendo experiencia en actuaciones locales y guitarreadas que lo acercaron al público.
Su gran salto llegó en 1984 al regresar a Jáchal. Participó en programas de radio y concursos locales, lo que lo llevó a presentarse en la Fiesta de la Tradición, donde fue bautizado como Chango Huaqueño por Darío Bence. Desde allí, su popularidad creció: participó en el Festival de Laborde, Pre Cosquín y Cosquín, llevando su música más allá de San Juan. Su repertorio reflejaba su tierra y su gente, con canciones que hablaban de Jáchal, Iglesia, Calingasta, Sarmiento, Caucete y Zonda, siempre cargadas de tradiciones, paisajes y recuerdos personales.
El Chango Huaqueño también fue compositor prolífico. Grabó 11 discos, entre ellos Jáchal en Noviembre, Así es mi Pueblo, Añorando Huaco, Romance de los Caballos, Pueblo en Pueblo, Las Sentencias del Tata Viejo, Latir de Pueblo por mi Vieja Guitarra y Piel de Cordillera. Su obra abordó la vida cotidiana, la labor de los albañiles y metalúrgicos, la devoción religiosa y la identidad de su pueblo, consolidando su figura como un verdadero embajador del folclore sanjuanino.
Chango Huaqueño combinó una vida de trabajo y música, siempre llevando consigo el espíritu del folclore y la historia de su tierra.
Con información de Panorama Jáchal.

