La mujer, oriunda de Pocito, cometió al menos cinco o seis estafas con la falsa entrega de garrafas, más económicas, que nunca llegaron a sus compradores. Los principales cabecillas se encuentran alojados en el Penal de Mendoza

Una joven mamá identificada como Melani Yamil Torres (29), oriunda del departamento Pocito, quedó vinculada en una causa de investigación judicial, por una serie de estafas virtuales mediante el uso fraudulento a nombre de una empresa distribuidora de gas envasado de San Juan. Esta mujer estaba vinculada a una red delictiva cuyos principales referentes se encuentran actualmente alojados en el Servicio Penitenciario de Mendoza.
Las maniobras comenzaron a investigarse en julio de 2024 por la Unidad Fiscal de Delitos Informáticos y Estafas, por lo que Torres enfrenta cargos por al menos seis episodios de estafas reiteradas y finalmente cayó en las redes policiales. De ahí que el juez de Garantías, Guillermo Adárvez, autorizó a la apertura de la investigación, aunque la principal sospechosa siga en libertad mientras avanza la causa.
La maniobra delictiva se llevaba a cabo mediante la utilización de un Facebook falso a nombre de la empresa “Juan Gas”, desde donde ofrecían garrafas de 10 y 15 kilos a precios muchos más bajos. Una vez que las víctimas se contactaban por WhatsApp, eran convencidas a realizar las transferencias para la entrega de las garrafas. En otros casos, las potenciales víctimas eran engañados con el pretexto de que había fallado la transferencia y volvían a hacerlo y esa maniobra era para obtener acceso a sus datos bancarios y vaciar sus cuentas.
Entre las estafas, hay un cliente que quiso comprar una garrafa por 15.000 pesos terminó perdiendo hasta un millón de pesos. Así como este damnificado, hay otros seis los afectados y las pérdidas totales superan los 3.500.000.
El dinero producto del engaño era desviado a cuentas virtuales denominadas “mulas”, y de allí redirigido a una billetera virtual vinculada a Torres. Según fuentes judiciales, se estableció que la joven compartía parte del dinero con los reclusos que ejecutaban las operaciones desde una unidad penitenciaria en la ciudad de Mendoza.